Ante
Recordarán tu nombre, de
Lorenzo Silva quiero ser contundente desde el inicio, porque es un
libro pertinente, valiente, documentado, necesario, obligado y,
además de grato, entre otras cosas explicativo de nuestro reciente
pasado como nación. Es cierto que tanto adjetivo puede sonar a
salvas y a quincalla; esas que suelen aparecer, muchas veces de forma
desmesurada, cuando un libro se pone de largo en sociedad. Pero no es
el caso y me reafirmo en lo dicho. Por muchas cosas. Enumero sólo
algunas.
Una
(primordial): Es un libro que está pensado y escrito para buscar la
verdad, sabiendo de la dificultad que conlleva discernir de forma
correcta la problemática explorada; especialmente teniendo en cuenta
las limitaciones y los prejuicios que acompañan a los españoles que
se acercan a la variada problemática que conlleva abordar la época
de la República y la posterior guerra civil, ambas muy falseadas,
sesgadas y hasta ocultadas. Está pensado también para mostrar que
lo que importa en él “es el hecho del fracaso del golpe, y su
transformación en una guerra por muchas razones desigual, en la que
se enfrentan una y otra vez, como se ve, quienes habían estado
luchando juntos en Marruecos, pero desde circunstancias muy
diferentes” (p. 369). Dos búsquedas como mínimo que, en la
novela (¿novela? Sólo), están llevadas a cabo con tino por Lorenzo
Silva y que dan frutos abundantes, como podrá comprobar todo aquel
que aproveche en la lectura de Recirdarán tu nombre.
Un
gran logro, pues, hablar del “derribo de la República que era
fruto de la voluntad popular” (p.48) sin caer en la bandería de
unos u otros y que tanto aflora cuando el corazón y las tripas se
anteponen al estudio y el destilamiento reflexivo de éste.
Cito
algunos elementos aportados más que son concluyentes. En concreto a
citas claves como ésta: “...de los veinticuatro generales de
división en activo y con mando el 1 de julio de 1936, tan sólo se
sublevaron cuatro (Goded, Franco, Cabanellas y Quiepo de Llano); los
otros permanecieron fieles al gobierno” (p.289). Una cita que deja
en muy mal lugar a la historia oficial que siempre se ha vendido y
que habla de casi todo el mundo en armas. Otra similar: “De los
35.000 guardia civiles de 1936, unos quince mil se unieron a la
rebelión el resto, la mayoría, defendieron la legalidad
republicana” (p. 387).
Dos:
Es también un libro que recupera olvidos y hace justicia con gentes,
como el caso del general Aranguren de la Guardia Civil, quien
antepuso principios, juramento de lealtad y el deber debido frente a
los cantos de sirena lanzados por amigos y compañeros de armas
sublevados y que, al final de la contienda, acabaron con su vida y
con su espléndida trayectoria personal en la milicia, sumiendo ambas
en el olvido y negando para la posteridad el nombre y el recuerdo de
su paso por la vida.
A
Aranguren, como apunta Silva al final del libro/novela (p. 475) no lo
recuerda ni el cuerpo al que perteneció y sirvió (la Guardia
Civil), ni la ciudad de Barcelona en la vivió tomando una decisión
transcendental; ni el país ni el gobiernos (Generalitat, República)
a los que defendió legalmente, ni tampoco a ciudad en la que nació,
creció y vivió... Dar fe, por escrito, con total documentación y
análisis preciso de unos hombres, unas circunstancias y unos hechos,
siendo además equidistante, no es tarea fácil. Una tarea en que la
Lorenzo Silva también demuestra pulso e inteligencia al escudriñar
en profundidad cualquier aspecto y más aquellos que pudieran dar
lugar al embarazo, la duda o la falta de verdad. Una tarea por
supuesto necesaria y que no es fácil abordar, pero está sustentada
en un principio claro: “contar historias es reunir justamente esto:
encontrar la conexión que logra reunir a los seres humanos más allá
del tiempo y del espacio”(p. 467).
Tres:
Es un libro (y van tres veces que no lo califico como novela) que
atiende a varios frentes (historia, biografía, documento, confesión
oral, entrevista, investigación/ensayo, viaje y, entre otros
posibles, literatura, tal como sucede, por ejemplo, con las
pertinentes citas de Ganivet y de su Ideario Español)
y que, aun presentado como novela o ficción de la Historia, posee lo
mejor de todos ellos. Y es un libro que, además, rompe de lleno con
la caduca división de los géneros literarios. De nuevo, pericia y
buen uso de la maquinaria narrativa.
Cuatro:
Es un libro, ficción de la historia o novela que sin embargo sabe a
realidad total, centrada en una época y en sus circunstancias
envolventes. En concreto los primeros 39 años del siglo XX y, por
tanto, con capacidad de responder a una Historia (digamos que
novelada) donde se encierran, a su vez, varias historias parceladas.
Desde la historia del ejército español y su campañas en el
Marruecos colonial con sus casposas ansias de honores a costa de lo
que sea -circunstancias muy explicativas del por qué el ataque y
derribo a la República-, hasta la historia de unas trayectorias
individuales como las de leal Aranguren y del sublevado Goded, ambos
compañeros de armas y africanistas. También en su seno hay cabida
para historias de venganzas entre militares. Y, entre medio, la
historia de la Guardia Civil, de personajes claves de reciente pasado
español, de familias y de hechos históricos que, sumados todos, dan
fe y clarifican el mosaico de la reciente Historia de España.
Y
da fe, también de manera sugerente, de como Franco acabó en
Generalísimo, tras accidentes como los sufridos por Sanjurjo o Mola,
el Director del golpe,
ambos mediante en sendos aviones, o tras el fusilamiento de Goded en
Barcelona, otro de sus obstáculos hacia el poder total. ¿El azar?
Y,
por supuesto, aunque sin necesidad de ahondar en la llaga, de como
España acabó en la “ paz de las celdas y los sepulcros”
Cinco:
Es un libro que partiendo de la individualidad consigue explicar la
colectividad en una época difícil, violenta y sin orden bajo el
tronar de las armas. Una época que, además de confusa, interesada
e, incluso, secuestrada según el afinidad de quien estudia o
investiga con fines malsanos o partidistas, va en boca de muchos de
manera superficial, cuando no tendenciosa.
Es
muy relevante observar como se ejecuta el acercamiento al problema
temático que se narra, abarcando un pasado amplio en lo temporal
(guerra colonial de Marruecos, Dictadura de Primo de Rivera,
advenimiento y triunfo de la República y Guerra Civil) que
posibilita la explicación mediante ejemplos próximos, llenos de
una individualidad, casi íntima, que, por comparación, permiten
entender su significación colectiva. Lorenzo Silva es un maestro en
utilizar la proximidad de sus bisabuelos, envueltos por las
circunstancias de la preguerra y la guerra civil que, en el fondo, es
lo que constituye el epicentro de Recordaran tu nombre. El
perfil humano e individual como base aclaratoria del colectivo.
Seis:
Es un libro documentado hasta la saciedad, sin que aflore, salvo
cuando, expuesta de forma manifiesta, sirve para conformar parte de
lo narrado. Es otro nuevo logro del autor: construir la historia
narrativa sin que se vean hechuras, sin que desentonen los fragmentos
compositivos y sin que nada afecte lo más mínimo al fin primordial
del libro.
El
valor narrativo inunda a la indagación y al análisis, que los hay
a raudales. Y se lleva a cabo para cumplir con la función del libro
como cuerpo de la memoria que se quiere transmitir, tanto si esta
memoria proviene de la esfera íntima como si se destila del
documento, la biografía o desde la propia Historia.
Se
podría seguir enumerando aspectos trascendentes del libro como el
canto al cuerpo de la Guardia Civil, con sus principios e Historia
(lo cual en Silva es habitual, tanto en sus novelas de ficción pura
-la saga de Bevilacqua y Chamorro- como en las obras que compaginan
ficción e historia, viaje o investigación- pienso en Del Rif al
Yebala, Viaje al sueño y pesadilla de Marruecos, La aventura
histórica de la Guardia Civil ), Podría seguir, pero es tarea
de lector. Un lector inteligente, participativo y reflexivo.
Acabo
con una cita. Cerrando casi la novela (p. 456) se apunta la clave
esencial del libro: Mostrar mostrar “la memoria serena y completa
de la infamia” sufrida por Aranguren frente a “su olvido
interesado y selectivo”. Porque eso es “lo que permite hacer
justicia al pasado, al presente y al futuro”. Una cita que, por
amplitud de tiro, convierte lo individual de Aranguren en metáfora
de otros protagonistas, sucesos y, en definitiva, del país entero.
-Silva,
Lorenzo. Recordarán tu nombre. Barcelona, Destino, 2017, 494 pp.
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