HUESCA Y
“SUS ESCRITORES”: BREVE CITA*
Ramón Acín.
La literatura puede -y suele- matizar las formas
y la definición de un territorio y, por lógica, también las de quienes lo
habitan y conforman. En este sentido, Huesca y su provincia, a lo largo de su
devenir histórico, cuenta con un nutrido elenco de insignes que, con la palabra,
supieron ahondar en sus señas más universales. Creadores como Pedro Alfonso, Ana
Abarca de Bolea, los Argensola, Mor de Fuentes, Silvio Kosti, Llanas Almudévar,
López Allué, R. J. Sender, Domingo Miral, Cleto Torrodellas o, entre otros, J.
V. Torrente ayudaron a modelar la identidad de un territorio. Un territorio que,
en la lejanía del pasado, también fue fijado por la riqueza de una producción
trilingue, en castellano, aragonés y catalán; por lo plural de su creatividad -conexiones
con otras culturas como la latina, árabe o hebrea, amén de los lazos establecidos,
en épocas concretas, con la francesa e italiana-; o con la resonancia alcanzada por ciertas obras,
pertenecientes a escritores aragoneses –Gracián, Braulio Foz- y foráneros, especialmente,
viajeros –desde el barón Charles Dembowski o Lucien Briet hasta Teresa Pàmies o
Julio Llamazares-.
En la actualidad -junto a esa riqueza dimanada de
los ecos citados-, abundan, sobre todo, quizá con una pujanza sin paragón, otros
nuevos e interesantes referentes. En concreto, los que emanan de los autores
vivos, nacidos o afincados en el espacio oscense, quienes, de manera varia, continúan
enriqueciendo la estela recia trazada por quienes les precedieron. La novela,
la poesía, el teatro, la literatura juvenil, el aforismo, la literatura de
viajes, el columnismo literario, el artículo periodístico o el ensayo, tienen, hoy
día, representación con autores sólidos, tanto en castellano, aragonés y
catalán. Unos, gozando del éxito o de la
crítica especializada; otros, navegando con el brioso aval de una potencia
creadora. Y, casi siempre, cuando menos, apoyados por el calor de los lectores.
Una notoriedad común que echa raíces tanto en la robustez de sus obras, como en
la valía y relevancia literarias que, en las últimas décadas, ha alcanzado una buena
parte de los creadores oscenses.
Esta notoriedad, a veces, camina adjunta al jugoso
refrendo de premios reconocidos como el de la Crítica –Francisco Ferrer Lerín-,
o el Nacional del Teatro -Paco Paricio/Titiriteros de Binéfar-. O al socaire de
la seriedad de determinados certámenes comerciales, caso del Anagrama de Ensayo
-Enrique Gil Calvo- o el Jaime Gil de Biedma y el Fray Luis de León -Manuel
Vilas-. O, también, bajo el aval de premios autóctonos como el Premio Aragón
–Javier Tomeo- o el Premio de las Letras Aragonesas -Ramón Gil Novales,
Francisco Carrasquer-. En otras ocasiones, por el contrario, es el uso del territorio oscense, como tema y
bandera en las obras, quien da fe de esa
notoriedad, al tiempo que ahonda en el heredado universalismo oscense. La ciudad junto al río, de Joaquín
Sánchez Vallés, El último templario,
de José Antonio Adell, Voz de muchas
aguas, de Ramón Gil Novales, Hubo una
vez una guerra, de Antonio Puente –coautor junto a Fernando Lanana-, Siempre quedará París, de Ramón Acín, Pirineos, tristes montes, de Severino
Pallaruelo, Pirineo de boj, de
Enrique Satué, La Tercera Guerra mundial,
de Ismael Grasa, El perfume de la
higuera, de Damián Torrijos, Reloj de
bolsillo, de Chusé Inazio Nabarro, Palmeras
en la nieve, de Luz Gabás… son algunas de la muchas y diferentes gotas –a
la vez que precisas en cuanto tiempos y espacios oscenses- de la plural lluvia
literaria que, hoy día, dota a Huesca y su provincia de una densidad insospechada.
Una lluvia torrencial de nombres y obras que, pese a la diversidad de sus
temas, contextos, aromas, rasgos, estilos y lenguas, conforma, en la
actualidad, junto a los autores y obras ya mencionados, una Huesca más
literaria y universal. Es el caso de las aportaciones de Carlos Saura, Andrés Ortíz Osés, Anchel Conte,
José E. Rodes, Jaume Sellés, Carmen Castán, Nieus Lucia Dueso, José Luis Alegre
Cudós, Carlos Castán, Pilar Nasarre, Adolfo Ayuso, Cristina Grande, Mariano
Gistaín, Eladio Romero, Víctor Pardo Lancina, José Luis Acín, José Ramón
Marcuello, Teresa Ramón, Joaquín Callabed, Agustín Faro, Encarnación Farré, Mercé
Ibars, Carmen Sanchez-Cruzat, Angélica Morales, Miguel Carcasona, Óscar Sipán…
o, entre otros jóvenes, de Carlos Gamissans. Todos ellos, en sus distintas
vertientes –guión cinematográfico, filosofía, divulgación del territorio,
manifestación lingüística, periodismo, narrativa, poesía…-, ensanchan el espacio
y territorio oscense, llevándolo hacia un conocimiento cada vez más universal.
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* Publicado en Diario del Altoaragón (10 agosto 2012). Extra Fiestas de San Lorenzo
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