viernes, 10 de agosto de 2012

HUESCA Y SUS ESCRITORES

Cartel Fiestas de San Lorenzo 2012 (Sara Solano) 


 HUESCA Y “SUS ESCRITORES”: BREVE CITA*
                                                                                    Ramón Acín.

La literatura puede -y suele- matizar las formas y la definición de un territorio y, por lógica, también las de quienes lo habitan y conforman. En este sentido, Huesca y su provincia, a lo largo de su devenir histórico, cuenta con un nutrido elenco de insignes que, con la palabra, supieron ahondar en sus señas más universales. Creadores como Pedro Alfonso, Ana Abarca de Bolea, los Argensola, Mor de Fuentes, Silvio Kosti, Llanas Almudévar, López Allué, R. J. Sender, Domingo Miral, Cleto Torrodellas o, entre otros, J. V. Torrente ayudaron a modelar la identidad de un territorio. Un territorio que, en la lejanía del pasado, también fue fijado por la riqueza de una producción trilingue, en castellano, aragonés y catalán; por lo plural de su creatividad -conexiones con otras culturas como la latina, árabe o hebrea, amén de los lazos establecidos, en épocas concretas, con la francesa e italiana-;  o con la resonancia alcanzada por ciertas obras, pertenecientes a escritores aragoneses –Gracián, Braulio Foz- y foráneros, especialmente, viajeros –desde el barón Charles Dembowski o Lucien Briet hasta Teresa Pàmies o Julio Llamazares-.

En la actualidad -junto a esa riqueza dimanada de los ecos citados-, abundan, sobre todo, quizá con una pujanza sin paragón, otros nuevos e interesantes referentes. En concreto, los que emanan de los autores vivos, nacidos o afincados en el espacio oscense, quienes, de manera varia, continúan enriqueciendo la estela recia trazada por quienes les precedieron. La novela, la poesía, el teatro, la literatura juvenil, el aforismo, la literatura de viajes, el columnismo literario, el artículo periodístico o el ensayo, tienen, hoy día, representación con autores sólidos, tanto en castellano, aragonés y catalán.  Unos, gozando del éxito o de la crítica especializada; otros, navegando con el brioso aval de una potencia creadora. Y, casi siempre, cuando menos, apoyados por el calor de los lectores. Una notoriedad común que echa raíces tanto en la robustez de sus obras, como en la valía y relevancia literarias que, en las últimas décadas, ha alcanzado una buena parte de los creadores oscenses.

Esta notoriedad, a veces, camina adjunta al jugoso refrendo de premios reconocidos como el de la Crítica –Francisco Ferrer Lerín-, o el Nacional del Teatro -Paco Paricio/Titiriteros de Binéfar-. O al socaire de la seriedad de determinados certámenes comerciales, caso del Anagrama de Ensayo -Enrique Gil Calvo- o el Jaime Gil de Biedma y el Fray Luis de León -Manuel Vilas-. O, también, bajo el aval de premios autóctonos como el Premio Aragón –Javier Tomeo- o el Premio de las Letras Aragonesas -Ramón Gil Novales, Francisco Carrasquer-. En otras ocasiones, por el contrario,  es el uso del territorio oscense, como tema y bandera en las obras, quien  da fe de esa notoriedad, al tiempo que ahonda en el heredado universalismo oscense. La ciudad junto al río, de Joaquín Sánchez Vallés, El último templario, de José Antonio Adell, Voz de muchas aguas, de Ramón Gil Novales, Hubo una vez una guerra, de Antonio Puente –coautor junto a Fernando Lanana-, Siempre quedará París, de Ramón Acín, Pirineos, tristes montes, de Severino Pallaruelo, Pirineo de boj, de Enrique Satué, La Tercera Guerra mundial, de Ismael Grasa, El perfume de la higuera, de Damián Torrijos, Reloj de bolsillo, de Chusé Inazio Nabarro, Palmeras en la nieve, de Luz Gabás… son algunas de la muchas y diferentes gotas –a la vez que precisas en cuanto tiempos y espacios oscenses- de la plural lluvia literaria que, hoy día, dota a Huesca y su provincia de una densidad insospechada. Una lluvia torrencial de nombres y obras que, pese a la diversidad de sus temas, contextos, aromas, rasgos, estilos y lenguas, conforma, en la actualidad, junto a los autores y obras ya mencionados, una Huesca más literaria y universal. Es el caso de las aportaciones de  Carlos Saura, Andrés Ortíz Osés, Anchel Conte, José E. Rodes, Jaume Sellés, Carmen Castán, Nieus Lucia Dueso, José Luis Alegre Cudós, Carlos Castán, Pilar Nasarre, Adolfo Ayuso, Cristina Grande, Mariano Gistaín, Eladio Romero, Víctor Pardo Lancina, José Luis Acín, José Ramón Marcuello, Teresa Ramón, Joaquín Callabed, Agustín Faro, Encarnación Farré, Mercé Ibars, Carmen Sanchez-Cruzat, Angélica Morales, Miguel Carcasona, Óscar Sipán… o, entre otros jóvenes, de Carlos Gamissans. Todos ellos, en sus distintas vertientes –guión cinematográfico, filosofía, divulgación del territorio, manifestación lingüística, periodismo, narrativa, poesía…-, ensanchan el espacio y territorio oscense, llevándolo hacia un conocimiento cada vez más universal.
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* Publicado en Diario del Altoaragón  (10 agosto 2012). Extra Fiestas de San Lorenzo

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