viernes, 29 de mayo de 2020

Reseña "LOS MISTERIOS DEL VIAJE" , de Patricia ALMÁRCEGUI.


El múltiple misterio del viaje y su imaginario.(*)


Ramón Acín

Contraviniendo las normas de cualquier reseña, comenzaré por el final. Es decir, dando la enhorabuena a Patricia Almarcegui por este jugoso y gozoso libro. Y comenzaré también siendo franco y directo: Hay libros que apenas necesitan comentario porque todas sus páginas son esenciales, porque es imposible un resumen ajustado al contenido, porque no sobra ni una sola frase, porque todo cuanto atesoran no sólo es importante, sino sustancioso. Sí, hay libros así. Y Los mitos del viaje. Estética y cultura viajeras, en su parcela, es uno de ellos.

El más común de los mortales sabe que viajar es desplazarse de lugar. Sin embargo, la acción de viajar siempre debe ir mucho más allá de la simple traslación espacial, porque, cuando menos, todo viaje si es de verdad conlleva la contemplación de sitios novedosos y desconocidos, además de una meditación sobre esa contemplación. Conlleva la posibilidad de reconocer y hasta de revivir en los espacios visitados lo existente y acontecido durante épocas pasadas. Y, sin duda, si el viaje (repito) es de verdad, también conlleva vivir con intensidad lo plural y lo sabroso de tales descubrimientos y de cuanto el viaje encierra en su seno. Por si fuera poco, viajar, entre otras varias posibilidades, es además y ante todo ir al encuentro de los otros, de cuanto han significado, hecho y creado. Y, por tanto, conlleva experimentar. Y experimentar es vivir de verdad. En suma, el viaje ayuda a comprender el mundo y sus diferentes maneras de manifestarse o de ser abordado. Por eso han sido y son tan importantes los relatos de viaje y la reflexión sobre ellos. Y lo son porque viaje y reflexión dan fe y, como mínimo, trasladan a su realización, a la experiencia acumulada y a la visión obtenida. En suma, el relato de viaje entendido como representación final que otorga sentido a todo, en tanto en cuanto que el viaje se fija y se comparte.


A todo ello y a mucho más nos remite Los mitos del viaje (no olviden su subtítulo, certero y preciso, Estética y cultura viajeras), pues su lectura invita a continuos, además de muy variados, desplazamientos y sin movernos de la butaca. Invita, ahondando en los generosos entresijos del acto de viajar, a meditar sobre aspectos con los que dotar de sentido y de valor a las inimaginables dimensiones que el desplazamiento y cambio de lugar contiene (El sentido del viaje es certero título de un ensayo que la autora publicó con anterioridad).

Sin duda, Patricia Almarcegui sabe de lo que escribe porque ha saboreado el viaje en sus carnes (Con sus Conocer Irán y Una viajera por Asia Central, es posible viajar, además de Irán, a Egipto, Yemen, Uzbekistán, Kirguistán o India, por ejemplo). Y también sabe de lo que escribe porque lo ha indagado a conciencia como ensayista buceando en la Historia y en quienes, mediante el viaje, nos cuentan esa Historia que, a la postre, puede tener su parte de resumen de la humanidad, porque Patricia arranca sus indagaciones desde la noche de los tiempos y su primer relato, para llegar hasta nuestros días.

Saborear e indagar siempre han sido dos premisas claves del viaje, tanto si éste es físico y personal, como si se trata de investigar sobre él y sus circunstancias (lo que también acaba siendo un viaje personal). Para que sea de verdad el viaje, además de la posibilidad de degustar, necesita siempre de indagación y reflexión. Es decir, necesita documentación previa, observación posterior y elucubración final como mínimo, para arribar a su verdadera experimentación, a su vivencia y su plasmación posterior. Por eso, indagar sobre los procesos del viaje, escarbando a fondo sobre sus diversos aspectos es tan vital en Los mitos del viaje. Indagar de igual manera que cuando se ejecuta el viaje físico. Indagar siempre, desde espacios, cultura, costumbres, historia…, hasta el sentimiento del desplazamiento, el uso de la mirada o la carga de literatura que, a lo largo de los tiempos, éste acumula a su espalda.

Sabedora de todo ello, Patricia Almarcegui estudia, acumula y presenta gran variedad de perspectivas en su ensayo. Cito algunas: desde las esperadas líneas básicas como formas y motivos para viajar, pasando por los “para qué” del viaje, lo qué y cuánto supone o buscan las personas viajeras… hasta los distintos conceptos, según épocas, del hecho de viajar. Sin olvidar otras, esenciales, como la fusión de memoria y ficción al relatar un viaje o la importancia de la mirada del viajero, por ejemplo. Y todo ello, con un barrido acertado a lo largo del existir de la humanidad, con referencias muy precisas (además de abundantes) y con la ejemplificación de modelos expurgados de la literatura.

Perspectivas a las que, por si fuera poco, se añaden rastreos en viajes ajenos, en los que la autora, junto a una recuperación de la esencia de tales viajes, profundiza al tiempo en los más rasgos más trascendentes con el fin de ayudar a comprender y recuadrar lo más posible el hecho y circunstancias de viajar. Ahí están, entre otros, las correrías físicas (y sus aventuras) de Marco Polo y Ruy González de Clavijo, recorridos como los de Aly Bey o relatos de viaje llenos de literatura (Annemarie Schawarzenbach).

Más cosas a destacar: La lectura de Los mitos del viaje, como todo buen viaje, obliga a obviar lo mullido de la cotidianidad para admirar y disfrutar de las maravillas que yacen ocultas o difuminadas más allá del tupido manto de la costumbre. Su lectura, desde enfoques varios, desentierra vicisitudes y prodigios del ser humano junto a primores de su Historia que, por lo general, el transcurrir del tiempo tiende a sepultar. Y, en consecuencia, el lector se ve empujado a comprender que todo cuanto encierra el relato viajero puede (y debe) acabar reactualizado e, incluso, comulgando con su presente.

Hay teorización en Los mitos del viaje, sí, pero casi imperceptible y apoyada siempre en la amenidad de ejemplos, fuentes, obras características que ayudan y acompañan a la obligada reflexión propia al género ensayístico, y que, además, son acordes a la necesidad de abrir ventanas para la compresión del tema (viaje, viajar, viajero). Ahí están ópticas como la catadura de los viajeros o tipos de viaje: emulación, ser/convertirse en otros, simple placer, obligación (caso de espías o de movimientos migratorios) o novedosas concepciones de viaje en la actual sociedad del bienestar y consumo (indigencia de barrios pobres. zonas catastróficas, por ejemplo). Por cierto, al leer Los mitos del viaje téngase a mano lápiz y papel, porque la lectura se convierte en un continuo subrayar ideas, datos y aspectos.

                         (Presentación d "Los misterios del viaje". Librería Antígona. Zaragoza)

En suma, el universo de papel construido en Los mitos del viaje (lleno de textos delineados con maestría y capaces de condensar pasado, memoria, reflexión y cultura, junto a sensaciones y gusto), adentra con deleite en el plural imaginario del viaje y de sus múltiples intersticios. Y lo hace saciando al lector de conocimientos, ofreciendo perspectivas y propiciando posibilidades mil al abarcar un amplio arco que va desde el placentero paladeo a la reflexión temática. Por eso, quienes se acerquen a este ensayo, como quienes practican el viaje a conciencia (preparar, organizar, documentar, observar, reflexionar…) acabarán con una mirada más amplia y abierta, más sensible e, incluso, más humana.

Difícil resumir Los mitos del viaje. Hay que leerlo. Con fruición porque su prosa se sorbe con facilidad, porque sus frases acunan y llevan en volandas por los misterios del viaje y de su imaginario, por la variedad cultural y su memoria, por geografías y espacios, por intimidades y sensaciones… Como la buena literatura, almacena una ingente dosis de viaje, múltiple y vario. Es más, el ensayo en sí acaba siendo un viaje, extraordinario y sorprendente. Viajen, pues, gozosos a lomos de Los misterios del viaje, porque como afirma la autora (capítulo “Viaje y crónica”) “Las experiencias no finalizan cuando se escriben, sino cuando se leen, se escuchan”.

-Patricia Almarcegui. Los misterios del viaje. Estética y cultura viajeras. Madrid, Editorial Fórcola/Periplos. 2019,289 páginas.


(*) Revista TURIA, nº 135.

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