CAMINOS (PASEAR)
En el Imperial apenas se
rastrean aguas de fulgor y esperanzas. Rompamos la cal del olvido.
Tal vez revivan de nuevo sapiencias de madre nutricia para los
páramos que atraviesa. Y llegue un vuelo renovado para el sueño de
Pignatelli, asiduo del Conde Aranda. Asombraríamos a Europa, repleta
de canales, ahora proclives al turismo. También tal vez así,
feraces, rujiarían otra vez azudes, almenaras, sifones y esclusas
mientras pudieran avivarse dársenas y puertos. Los mismos que antaño
inundó el ajetreo de barqueros, peones, labradores tostados por el
sol, viajeros o marineros de agua dulce. A bordo, por supuesto, de
cientos de barcazas. Barcazas colmadas siempre de aperos, cebollas,
remolacha o frutas cuando los sobrantes apiolaban la sed en nuestros
paisanos o cuando, como riego, alzaban alfalfas y cereales o
engordaban frutas.
Remozar el cuarto río,
infante frente al Jalón, Gállego o Ebro. Y el
“Incredulurum Convictioni et Viatorum Commodo”
de la Fuente de los Incrédulos.
Y desempolvar desde El Bocal a
La Cartuja Baja: puente la Canaleta, Murallas de Grisén, Virgen de
la Ola con su ermita, Ojo del Canal, esclusas de Valdegurriana... y
el Escorredero, mojón que anuncia el fin, cerca de El Burgo o
Fuentes de Ebro. Antes, ver la luna creciendo en Rosales del Canal o
degustar atardeceres en Montecanal. Bañarse en Casablanca, olvidando
al mariscal Lannes que sitió Zaragoza. Atisbar descansos en cabezo
de Buenavista recordando a Labordeta. Orar como un monje militar en
San Fernando de Torrero. Probar el agrio sabor de la guerra en el
Barranco de la Muerte y en las tapias del cementerio a su paso por La
Paz. Ir en compañía de Sender (R.J.) por Quinta Julieta. Asomarse a
miradores (las Canteras o La Cartuja) y recuperar el resuello que
impone la fatiga. Recordar molinos harineros, centrales de luz y
acequias rebosantes de vida. Sentir el paso de los años al evocar
campamentos de juventud a la vera de su aguas. Sacudirse viejos
calores de veranos cenicientos allá por el franquismo y transitar,
con la agridulce memoria de la Expo, su Anillo Verde.
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