Por el Mediterráneo, entre corsarios, religión y pólvora*
El libro comienza con un breve, pero sabrosísimo, “prólogo” al citado enfrentamiento critiano-otomano: La crucial toma de Costantinopla por el sultán Mechmet II en 1453 que dio al traste con los siglos del Imperio de Bizancio. A partir de esa fecha, el miedo al turco recorrió las costas del Mediterráneo y las llanuras de Hungría, llegando a las mismas puertas de Viena. Un enfretamiento que se verá avivado décadas más tarde cuando, en 1521, el biznieto de Mechmet, Solimán el Magnífico, conquiste, tras encarnizada lucha, Rodas, último baluarte cruzado –caballeros Hospitalarios— en pleno centro del corazón otomano y, con ello, la batalla se traslade al mar durante más de cincuenta años que Crowley amenamente “narra” y condensa en cuatrocientas gratas páginas. En ellas, aquel Mediterráneo, centro clave del mundo en el siglo XVI, se convierte en todo un vendaval de violencia, fe y pólvora, pero también de astucia, valor y adelantos técnicos. El Mediterráneo, sus costas y sus gentes sufriendo el azote de unos y de otros, desde Gibraltar a Estambul hasta que la batalla de Lepanto cierre definitivamente la lucha y, con ello, el avance otomano quede paralizado para siempre.
Carlos I y Felipe II, por los Habsburgo españoles, Mechmet, Solimán o Selim, por los otomanos, son las primeras cabezas visibles del inmenso desfile de personajes que el libro atesora. Personajes tan interesantes en sí mismos que cualquiera de ellos da para encarnar, por si sólo, una suculenta biografía o una novela. Alí Pachá, comandante naval turco; Mustafá Pachá, sitiador de Rodas y Malta; Hassan Pachá, Jeiriddín Barbarroja o Alí el Karaman Caracortada, piratas de Berbería; Turgut, el temible corsario que azotó las costas italianas; Andrea Doria, almirante genovés que actuó como condottiere para el Emperador Carlos; Jean Parisot de La Valette, defensor de Rodás y posteriormente Gran Maestre de Malta; don Juan de Austria, comandante de la flota critiana en Lepanto; Miguel de Cervantes, manco en Lepanto y cautivo en Argel… son algunos de los muchos personajes históticos que afloran, dotando de épica y de violencia, de técnica y sagacidad, de artimañas y saber bélico las páginas de Imperios del mar . Y con sus hazañas o con sus fechorías-no importa el bando- también un desfile de ciudades y geografías. Así, la costa levantina, las islas Baleares, Argel, Malta, Chipre, Rodas, Estambul, Génova, Los Gelves, La Goleta, Orán, Sicilia, Trípoli, Venecia… actúan como auténticos protagonistas, tan importantes y claves en la historia como los hombres que las defienden, atacan, conquistan o destruyen. La toma de Rodas, el sitio de Malta, el cerco de Famagusta, las razzias de los corsarios… son algunos ejemplos más que notorios.
Pero al calor de la historia y sus embates camina también, por un lado, el rurnrun de la política del momento. Y, sin ningún crujido en el ritmo de la narración, el lector podrá observar cómo la cristiana Francia de Los Valois ayuda a los corsarios otomanos para socavar el poder de España, su rival en la cristiandad. O cómo fue la sucesiva actuación del Papado, de Venecia o de otros estados del momento, movidos por intereses muy particulares. O cómo los caballeros Hospitalarios, reducto medieval de cruzada pervive en pleno Renacimiento, convertido en el quicio de tan cruel, costoso, violento y permanente enfretamiento entre dos formas de entender la vida con miras en la religión. Y, por otro lado, sin crujido alguno también, el lector puede asistir a todo un ensayo sobre tecnología bélica de asalto, defensa o de navegación militar cuando el mundo conocido se está abriéndose hacia la nueva etapa que se internará por el Oeste y las nuevas tierras allende el Atlántico.
Roger Crowley
Imperios del mar. La batalla final por el Mediterráneo, 1521-1580. Roger Crowley. Barcelona, Ático de los Libros, 2013, 421, pp. Traducción: Joan Eloi Roca.
* Publicado en Divertinajes.com
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