Una noche salí con un hombre a quien creía amigo. Cenamos juntos, charlando animadamente. Luego paseamos por el Lungotevere movidos por la curiosidad, la alegría y una naciente ternura.Cuando me acompañó a casa me dijo que quería subir para hacer el amor. Le dije que no me apetecía, y él se echó encima de mí como una fiera, pasando en pocos segundos de ser un amigo a ser un enemigo...
(Dacia Maraini, "Un clandestino a bordo". Leído allá por finales del Siglo XX)
lunes, 3 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario